miércoles, 7 de octubre de 2009

Mapa de los sonidos de Tokio

Siempre es un momento especial saborear una nueva propuesta de Isabel Coixet en la gran pantalla. Mullido en la butaca del cine, armado con un variado surtido de chocolates amargos y dulces, para notar mejor los contrastes...
En esta película Isabel nos despliega un mosaico de sonidos y luces con toques exóticos y melancólicos... luces de neón reflejadas sobre el cemento mojado, rostros anónimos que se mueven por una ciudad palpitante pero a su vez inerte y desnuda de sentimientos.
Imágenes evocadoras y melancólicas, una cámara que traza retales a través de pedacitos y de silencios. Espectaculares localizaciones donde se nos muestra un Tokio completamente entregado a los contrastes y las sensaciones amargas y dulces...
Y allí descubrimos a Ryu (sobresaliente Rinko Kikuchi) heroína de Coixet para esta aventura. Susurrante, casi inexpresiva, metódica y reflexiva. Un ser en apariencia movido por la inercia poderosa del devenir diario pero que explora en cada segundo los confines de sus pensamientos y de su alma como lo hace a las víctimas que le encargan para asesinar.
En uno de estos trabajos se enamora de Sergi López y este hecho, la tórrida pasión en que se sumergen, hará que se desencadene el fatal desenlace.

Muchas personas me han preguntado si recomiendo ver esta película, mi respuesta es ambigua. Este tipo de historias no son del agrado de todo el mundo y no habría nada que reprochar les: Coixet, a pesar de disponer de una visión global de la historia, de barajar de manera muy especial todos sus detalles, de contar con una protagonista en estado de gracia que se mueve por el film llevando a sus espaldas el peso de la ciudad, de una excelente BSO, director de fotografía y sonido no termina de enganchar al espectador por culpa de un guión que pierde fuerza con todas esas imagenes tan fuertes e impactantes.
Al argumento le falta contenido y se pierde en la forma. Esto unido a un Sergi López sin chispa propicia que la película quede algo coja. En mi opinión su elección para este papel es errónea y recae en muchos tópicos. Las escenas se sexo, aunque sugerentes, no aportan demasiado al hilo argumental y en general se respira demasiado barroquismo con tanto drama y tanta inquietud general.

A pesar de todo eso, Isabel Coixet nos presenta un plato muy sugerente, una directora que sabe dar al cine su mirada personal, sobre las relaciones humanas que se mueven y conectan sin realmente llegar a entenderse o fusionarse, de la sinrazón del mapa del corazón y del amor, de esos silencios que parecen decirlo todo y de miradas y gestos que traspasan la pantalla.
Isabel utiliza el entorno como algo más que un mero decorado, para ella es un protagonista más, dotándolo de vida propia y cuidando minuciosamente cada detalle y localización.

Imagino que para ella, terminar una película debe producirle un vacío muy grande, ya que debe verter toda su alma en ellas. Es por eso que no me atrevo a recomendar sus películas, ya que son muy muy muy personales...

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